miércoles, 12 de mayo de 2010

Historia de un súper portero.

1220463830_puppies-14 Nunca en mi vida he sido seguidor del futbol ni de verlo por la tele salvo algunas ocasiones sin embargo me gusta practicarlo y, a diferencia de la mayoría de las personas con las que lo he practicado a las cuales les gusta correr de extremo a extremo de la cancha y tocar mas el balón, siempre me he inclinado por ser el portero por la simple razón que me atrae dicha posición además de estar dispuesto a lanzarme por el balón sea la dirección que fuere.

Todo comenzó los primeros días cuando entre a secundaria. El plantel (la secundaria estaba fusionada con la universidad) contaba con una cancha de futbol de tamaño mediano con porterías mas pequeñas a las normales pero que fácilmente se podía jugar con las manos en lo que a porteros se refiere. La cancha era tierra con algunas piedrillas y “toritos” (bolitas con piquitos) que de “barrerse” o caerse se corría el riesgo de terminar raspado por aquellas.

Desde la primera vez que jugamos la porterilla llamo mi atención. No se que vi en ella que simplemente me gusto ocupar la posición de portero aún cuando sabia que también podía desempeñarme en otra pues no estaba tonto para mover los pies.

El primer año de secundaria lo jugamos en esa cancha hasta que en segundo año nos cambiaron a otro plantel que contaba con canchas de básquet que tenían también pequeñas porterías solo para jugarse con los pies y 3 canchas de futbol de tamaño normal las cuales casi nunca usamos porque era raro que nos completábamos 11 jugadores de ambos equipos por lo que la mayoría de las veces jugábamos en las de básquet. En ambos años siempre lo jugábamos los del salón primero contra los del salón segundo (primero A VS primero B, segundo A VS segundo B) y casi siempre ganábamos los del salón B porque la verdad “los del A” eran “maletas” pero mas “cochinos” que nosotros pues mientras ellos jugaban entrando duro nosotros jugábamos con mas toque de balón.

En tercer año nos fusionaron en un solo grupo tanto los del A como los del B quedamos juntos pero conservamos la rivalidad de años anteriores pero vino algo bueno que fue la creación de una selección de futbol a nivel secundaria. Por primera vez muchos del grupo pudimos jugar en cancha normal de manera continua y oficial y a manera de entrenamiento. Para mi fue una gran alegría poder, finalmente, usar unos guantes de portero y atajar los primeros disparos de mis compañeros. El primero juego oficial fue un poco triste para mi pues eligieron a otra persona para cubrir la portería y tuve que conformarme con jugar solo unos minutos en el segundo tiempo. Esa vez nos fuimos a penales y perdimos por la “crema” que le echaron algunos jugadores queriendo meter goles al estilo jugadores de Brasil. Ahí quedo la cosa…

Después de algunos entrenamientos de preparación al siguiente juego programado, de haber ido por las tardes a jugar y demostrar lo poco o mucho que era en la portería por fin pude ocupar esa posición en el siguiente partido. Con espinilleras, medias negras con 3 franjas blancas al tope de las mismas, short negro, playera negra con estampado adelante de colores y guantes sentí que por fin había llegado tan ansiado momento y claro que lo fue. Aún recuerdo las grandes atajadas que hice, esos lanzamientos de portero, esos despejes, esos gritos de dirección a los defensas, los goles que me hicieron y tantas cosas mas…Ganamos 6-2. No quiero presumir pero me siento orgulloso de haber sido el portero ese tercer año de secundaria. En cada juego daba lo mejor de mi tratando de detener cualquier tiro en cualquier dirección. Sentía que debía tomar y asumir esa responsabilidad.

Termino la secundaria y en preparatoria no tuve oportunidad de formar parte de una selección porque no había pero los partidillos que jugábamos en la escuela eran muy similares a los de la secundaria salvo que la cancha era de concreto pero no por ello no arriesgaba a tratar de detener el balón. En la universidad teníamos una cancha de tamaño regular similar a la del primer año de secundaria y lo mejor es que tenia césped y las caídas no dolían mucho. La universidad formo una selección en la cual volví a ser el portero no solo porque me gustaba sino porque era la única persona dispuesta a serlo y no me molestaba. Por mi mejor que no hubiese ningún otro que le llamara la atención el ser portero. Continuaba con mi calidad de portero tal como años anteriores. Desgraciadamente la selección sufrió cambio de D.T. y la portería la ocupo otra persona también de la universidad. Los 3 años siguientes que me restaban en la facultad no volví a ser portero de la selección.

Independientemente de ello casi todos los días jugaba con mis vecinos y otros chavos que vivían cerca de mi casa, ósea, que el jugar futbol siempre se me ha dado por lo tanto fuera o dentro de una selección estudiantil de futbol, en la calle u otro lugar el gusto por jugar futbol y ser portero siempre se me ha dado pero desgraciadamente algunos vecinos se casaron, otros contrajeron otras obligaciones (novia), otros mas simplemente se fueron, etc. Por lo que los juegos de futbol se suspendieron para mi al menos por 6 años.

Recientemente un grupo de personas que trabaja en oficinas de servicio publico me invitaron a jugar futbol rápido el cual consta de 6 personas por cada equipo. Cuando me dijo me brillaron los ojos y me hizo recordar aquellos rucos tiempos. Volvió mi espíritu de portero tal como años anteriores. Tanto tiempo sin atajar ninguna pelota, sin ningún despeje…No podía desaprovechar la ocasión y me anime de nueva cuenta a jugar futbol…

Pero oohh!! triste realidad, me tope con que ya no tengo condición física para correr pues a pesar de ser delgado me canso demasiado rápido, mis reflejos están por los suelos y ese temor siendo portero a recibir el disparo, que años anteriores casi no existía, ahora se hace mas que presente solo para cerrar los ojos y esperar lo que viniese o retroceder ante un inminente “cañonazo”. Mis manos se han vuelto casi de mantequilla solo para que el balón se deslice por cualquier espacio posible, mis lances ya no son los mismos de antaño y ahora es mas fácil hacerme gol en una portería la mitad de grande que una normal.

Tal parece que esos años de gloria quedaron atrás al igual que esa satisfacción después de cada partido de haber hecho lo correcto y posible así como el orgullo de ser portero…Sigo jugando porque me gusta, porque la portería es lo mío, porque quiero seguir tomando esa responsabilidad pero estoy consciente que no soy el mismo de antes y sigo indispuesto a ceder ese lugar a otra persona que yo fui años atrás. Vuelven a mi esos buenos recuerdos de cuando fui un buen jugador, un Súper Portero.

Ahora bien, porque cuento todo esto? Cualquier cosa a la que te dediques porque te gusta sea jugar futbol como mi caso, pintar cuadros, crear programas pero que no llegas a perfeccionar ese pasatiempo mediante un estudio profesional no dejes de practicar nunca. Mantén activa esa distracción siempre como un pasatiempo pues si dejas de practicar el día menos esperado que vuelvas a necesitar de ello te darás cuenta que el tiempo ha cobrado factura y no será lo mismo aún cuando tu mente diga una cosa y tu físico otra o tu cuerpo este bien pero tu cabeza haya olvidado esos conocimientos adquiridos. Mantén tu memoria y cuerpo en balance para que no te pase lo que a mi.

En mi caso no es lo mismo volver a jugar después de tantos años sin practicar futbol por lo tanto experimente cierta frustración pero aún tengo ese gusto y el tiempo de volver a llevarlo a la practica. La diversión y pasión continua.

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